La diarrea es uno de los problemas más comunes en mascotas como el gato, pues son muchos los factores que propician su aparición. Desde el estrés hasta el envenenamiento, encontramos un buen número de causas que pueden ocasionar este trastorno. El tratamiento depende de su origen y debe ser supervisado por un veterinario.

Cuándo comenzar a preocuparse
Antes de exponer las causas y las soluciones, hay que definir qué es exactamente la diarrea en los mininos. Se considera que un gato tiene diarrea cuando sus heces son blandas y/o líquidas, y demasiado frecuentes.

Esto ocurre porque los alimentos recorren su tubo digestivo muy rápido, de manera que el organismo del animal no puede absorber los nutrientes. Si no se trata a tiempo, las consecuencias pueden ser muy graves, siendo la deshidratación y la desnutrición las principales.

Causas frecuentes
Como decíamos, la diarrea puede estar causada por varios motivos. Los más frecuentes son:

1. Intolerancias alimentarias. El organismo suele reaccionar con diarreas, entre otras molestias, ante las intolerancias alimentarias. Por ello, ante este síntoma es conveniente que el veterinario realice las pruebas pertinentes para averiguar si algún alimento está dañando el sistema digestivo del peludo.

2. Cambios bruscos en la dieta. Los gatos, al igual que las personas, no suelen tolerar bien los cambios bruscos en su alimentación. Su flora bacteriana puede verse afectada, dando lugar a unas heces frecuentes y blandas. Por ello, ha de realizarse progresivamente cualquier modificación en su alimentación.

3. Parásitos intestinales. La diarrea es uno de los síntomas clásicos de la presencia de parásitos, además de otras señales como vómitos, dolor abdominal y apatía. El veterinario puede detectar estos parásitos mediante un análisis de heces y administrar medicamentos para acabar con ellos.

4. Cuadro vírico. Al igual que ocurre con los seres humanos, los virus gastrointestinales afectan directamente al sistema digestivo de los felinos, provocando fuertes diarreas. La administración de determinados medicamentos y la dieta blanda son la solución para ello.

5. Intoxicación. La ingesta de productos tóxicos provocan que el gato necesite expulsar cuanto antes aquello que le hace daño, algo que su organismo trata de hacer a través de las heces. El aumento de salivación y el aturdimiento también son síntomas de envenenamiento.

6. Estrés. Ante situaciones de estrés o ansiedad, los gatos pueden reaccionar de esta manera. En este casi también necesitan tratamiento veterinario, pues este trastorno físico puede dar lugar a problemas mucho mayores.

Tratamiento
Al ser tan variadas las causas, los tratamientos también lo son. En cualquier caso, siempre es absolutamente imprescindible acudir al veterinario, pues sólo él puede identificar el origen del problema y paliarlo.

Suele recetar medicamentos para cortar las náuseas y la diarrea, así como una dieta blanda basada en pollo, arroz hervido, pavo fresco, bebidas isotónica y, si lo considera necesario, un pienso especial. Tras cuatro o cinco días siguiendo estas pautas alimenticias, lo más común es que el minino se recupere por completo.

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