Seguramente hayas oído hablar de la sarna, una enfermedad cutánea común en el perro y altamente contagiosa. Se caracteriza por el picor excesivo, las escamas en la piel y la inflamación, y se da con mucha mayor frecuencia en entornos sucios. Pero, ¿conoces bien este trastorno y las graves consecuencias que puede tener para los canes? Te lo explicamos con detalle.

Qué es la sarna
La sarna es una enfermedad cutánea originada por varios tipos de ácaros que afecta intensamente a la piel, lo que a su vez puede tener graves consecuencias. Se produce por contagio directo con otro animal infectado o por contacto con objetos ya contaminados, como el comedero, un juguete o una manta.

Este problema puede afectar a varios animales y está presente en todo el mundo, aunque en algunas zonas es más común que en otras. También hay que destacar que existen varios tipos de sarna, siendo la sarna demodécica y la sarna sarcóptica las más frecuentes.

Síntomas de la sarna canina
Los síntomas de la sarna pueden variar dependiendo del tipo del que se trate, pero en líneas generales, en el perro se manifiesta a través de los siguientes síntomas:

1. Picazón muy intensa.Suele ser la primera señal de alarma. Se trata de un picor muy fuerte, que lleva al animal a frotarse constantemente contra la pared o el suelo, así como a rascarse con las uñas y los dientes hasta hacerse heridas.

2. Pérdida de pelaje. Esta forma de rascarse, unida a la propia enfermedad, hace que el can pierda porciones de pelo, generándose calvas sobre todo en la cabeza, el cuello y la cara, que se extienden rápidamente por el resto del cuerpo.

3. Erupciones cutáneas. Como consecuencia de todo esto, surgen ciertas lesiones en la piel, como escamas, llagas y costras. Además de manchas, una fuerte rojez e inflamación.

4. Mal olor. Dados todos estos trastornos, la piel genera un olor desagradable que se incrementa según avanza la enfermedad.

5. Anorexia. Todas estas molestias llevan al perro a un estado de irritabilidad y apatía que le empuja incluso a dejar de comer. Esto conlleva una fuerte pérdida de peso y una gran debilidad, que a su vez favorece que la enfermedad avance más rápido.

Ante cualquiera de estas señales hay que acudir cuanto antes al veterinario, ya que la sarna puede ser letal si no se trata a tiempo.

Diagnóstico y tratamiento
Para confirmar el diagnóstico de sarna el veterinario puede realizar pruebas como biopsias, observación microscópica y análisis de sangre para determinar el grado de infección en el que se encuentra la enfermedad. Sólo el especialista puede decidir cuál es el tratamiento adecuado en cada caso.

Cuando la enfermedad aún es leve, el tratamiento se basa en la administración de determinados fármacos y de cremas y lociones durante algunos meses. Además, hasta que la recuperación sea completa el perro no debe tener contacto con otros animales.

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