Las peceras esféricas o de bola son muy populares en los hogares porque son económicas, se pueden colocar en cualquier lugar de la casa y no ocupan apenas espacio. Sin embargo, para los peces resultan bastante incomodas porque se trata de un espacio insuficiente que tampoco cuenta con un sistema de filtración que los mantenga saludables.

Esta semana te explicamos las razones por las que no deberías considerar este miniacuario para tu mascota.

· Calidad del agua
La mayoría de las peceras esféricas no incluyen los equipamientos necesarios, como filtros o bombas de aire que recogen los excrementos de los peces y regulan el PH, por lo que el agua del miniacuario se ensucia y se debe cambiar regularmente para evitar la combinación tóxica de amoníacos y nitratos.

Según Paul R. Bowser, profesor de medicina especializado en animales acuáticos en la universidad de Cornell (Reino Unido), un pez que vive en estas minipeceras circulares está coexistiendo entre sus propios excrementos.

· Falta de espacio
Pero la calidad del agua no es el único problema de las peceras de bola. El espacio reducido también:

– Al principio el pez solo mide unos pocos centímetros, pero con el paso del tiempo puede llegar hasta los 15 centímetros de largo. Como no dispone de espacio para nadar ni crecer, la mascota no desarrolla sus órganos internos y, como consecuencia, su ciclo de vida es más corto.

– La pecera en forma de bola no supera los cinco litros de capacidad, cuando el hábitat recomendado para un pez doméstico debería tener como mínimo 110 litros de agua.

– Las reducidas dimensiones de estas peceras son insuficientes para que el pez se desenvuelva. Esto puede llegar a provocarle estrés puesto que solo tiene espacio para nadar en círculos.

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