Puede que te sorprenda saber que el colesterol alto no es sólo cosa de humanos. Los perros también pueden sufrir este problema, que si bien es más frecuente en determinadas razas, puede dar la cara en canes de todas edades y tamaños. Una alimentación adecuada es clave para prevenirlo.

Qué es el colesterol
Aunque solamos asociar la palabra ‘colesterol’ a algo negativo, lo cierto es que se trata de un lípido que produce nuestro organismo de forma natural y que es esencial para su buen funcionamiento. El problema surge cuando se acumula demasiado colesterol en la sangre, que puede formar una placa y adherirse a los vasos sanguíneos, ocasionando con ello trastornos tan graves como enfermedades cardiovasculares.

Eso mismo puede ocurrirle a nuestro perro. Cuando su nivel de colesterol en sangre es elevado, el riesgo a padecer trastornos cardiovasculares y daños en el organismo crece considerablemente.

Diagnóstico y tratamiento
Los síntomas de este exceso de colesterol son fáciles de identificar. Por lo general, se produce dolor abdominal, lo que se traduce en una fuerte apatía e inapetencia, pérdida de pelo localizada, tono amarillento en la piel y convulsiones.

Ante cualquiera de estas señales hay que acudir cuanto antes al veterinario. La única forma de medir los niveles de colesterol es realizar un análisis de sangre. Cuando estos son excesivos, estamos ante un cuadro clínico de hiperlipidemia o hipercolesterolemia; en ese caso, el animal necesitaría tratamiento inmediato.

El mismo dependerá del origen del problema, ya que puede deberse a una alimentación inadecuada, a un estilo de vida sedentario o a una situación de estrés prolongado, o bien ser consecuencia de otros trastornos de salud, como la diabetes, la pancreatitis o los problemas de tiroides. De ser así, probablemente recetará determinados medicamentos específicos para controlar el nivel de colesterol y triglicéridos en sangre.

Cómo prevenir el colesterol alto
Prevenir el colesterol alto en nuestro perro es bastante sencillo, pues en líneas generales, basta con hacerle seguir un estilo de vida saludable. En este sentido la alimentación es clave. Una dieta baja en grasas y alta en nutrientes es esencial para evitar este y otros problemas de salud.

Sin olvidar el ejercicio físico. El sedentarismo puede ser el gran enemigo de estos animales, por lo que se aconsejan de dos a tres paseos diarios de aproximadamente 30 minutos cada uno.

Y por supuesto, las revisiones veterinarias juegan un papel fundamental en todo este asunto. Los análisis de sangre rutinarios y los chequeos son imprescindibles para ayudar a nuestro pequeño a mantener una salud óptima.

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