Entre las conductas aparentemente extrañas de los perros, encontramos una muy común: la de lamerse las patas. Puede parecer un hábito sin sentido, pero la realidad es que estos lamidos son de suma importancia para los canes. A continuación explicamos los motivos.

Un método de higiene
Los lametazos son un método de higiene clásico para los perros. Al igual que los gatos, utilizan la saliva para eliminar la suciedad de su pelo y piel. En principio no es algo que deba preocuparnos, pero un exceso de lamidos puede significar que el animal necesita baños más frecuentes.

Heridas
Los arañazos y heridas producen ciertas molestias que el perro intenta paliar mediante los lametazos. Si observamos que no para de lamerse, tendremos que revisar bien sus patas en busca de heridas y cuerpos extraños.

Lesiones internas
Lo mismo ocurre cuando el perro sufre alguna lesión ósea o en los tendones. Los lametazos son su manera de aliviar el dolor, que suele ir acompañado por gemidos y cojera. En este caso es necesaria la asistencia veterinaria.

Alergia
Ya sea alergia alimentaria o por contacto, puede manifestarse a través de picor y otras irritaciones cutáneas. El enrojecimiento y la inflamación también son síntomas frecuentes. Para acabar con este problema debemos consultarlo con un profesional.

Parásitos y hongos
Las picaduras de insectos son realmente molestas para los perros, que se lamen e incluso mordisquean en la zona afectada para aliviar el picor. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las pulgas y mosquitos. Por otro lado, si las patas desprenden mal olor, puede que se trate de hongos.

Absorción de vitamina D
Por muy extraño que pueda parecer, los canes también se lamen para absorber la vitamina D que queda acumulada en la grasa superficial de su pelaje. Y es que su organismo no metaboliza esta vitamina como el del ser humano.

Ansiedad o aburrimiento
Los lametazos, e incluso los mordiscos en las patas, pueden ser una forma de calmar su ansiedad. Si el peludo no pasea ni juega lo suficiente, desarrolla conductas como ésta de forma compulsiva, llegando a dañar con ello su piel.

Por todos estos motivos nunca debemos ignorar esta conducta. Lo mejor es revisar las patas del animal en busca de la causa y acudir al veterinario.

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