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    Luxación de cadera en perros: síntomas, tratamiento y cuidados básicos

    24 febrero, 2019

    La luxación de cadera es una lesión común en los perros. Se trata de una dislocación en la cadera que puede tener su origen en varias causas y que dificulta el movimiento del animal. Te contamos más sobre este problema y los cuidados que necesita un can afectado.

    Qué es la luxación de cadera
    La luxación de cadera o luxación coxofemoral es una dislocación de la articulación de la cadera del perro. Esta anomalía provoca el desplazamiento de la cabeza del fémur, que se sale de la parte cóncava de la articulación (acetábulo). Esto conlleva una serie de importantes problemas que dificultan su movilidad.

    Puede darse por varios motivos, siendo la más frecuente un traumatismo. La degeneración articular es otra causa, y la displasia de cadera aumenta el riesgo de padecer esta luxación.

    Suele confundirse la luxación de cadera con la displasia de cadera. Debemos aclarar que, aunque afecten a la misma zona, son problemas diferentes. En el caso de la displasia, no encajan bien las cabezas femorales con la parte cóncava de la articulación, lo que debilita los tejidos circundantes. Esto da lugar a la luxación.

    Síntomas de la luxación
    La luxación de cadera se manifiesta por una serie de síntomas muy evidentes:

    1. Dolor en la cadera.
    2. Dificultad para levantar la pata y para sentarse.
    3. Problemas para caminar.
    4. Posturas extrañas .
    5. Apatía.
    6. Inapetencia.

    Si adviertes cualquiera de estas señales en tu pequeño, debes acudir al veterinario. Para hacer el diagnóstico, el especialista realizará un análisis de sangre y radiografías.

    Tratamiento
    Dependiendo del estado de la afección, habrá que administrar un tratamiento u otro, aunque en cualquier caso la cirugía siempre es necesaria. A veces se lleva a cabo una reducción de la articulación, mientras que en otros casos hay que introducir implantes.

    Otra opción es la llamada osteotomía de la cabeza femoral, que consiste en la eliminación de la cabeza femoral. En los casos más graves, se reemplaza la cadera por una artificial.

    Por otro lado, se administran antiinflamatorios y analgésicos hasta que el perro se recupere totalmente de la cirugía. Las sesiones de fisioterapia también son muy recomendables.

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