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    Si tu hámster no para de rascarse, puede que tenga alguno de estos problemas

    14 mayo, 2019

    Probablemente hayas observado que tu hámster dedica largas horas diarias a rascarse. Esto no tiene por qué suponer ningún inconveniente, pues forma parte de su rutina de higiene. Sin embargo, esta conducta a veces se vuelve compulsiva. Es entonces cuando debes comenzar a preocuparte, pues puede que el pequeño sufra algún problema como los siguientes.

    Parásitos
    Los parásitos generan un fuerte picor en la piel del animal, lo que hace que intente aliviarlo rascándose continuamente con los dientes y las uñas. Puede llegar incluso a arrancarse el pelo y a hacerse heridas.

    Ya sean pulgas, garrapatas o cualquier otro parásito, en este caso tu pequeño necesita atención veterinaria. La mejor forma de evitarlo es mantener su calendario de desparasitaciones al día.

    Alergia
    Puede que algún material con el que esté en continuo contacto (las virutas de su jaula, por ejemplo), le cause alergia. También cabe la posibilidad de que sufra alergia a algún producto de limpieza. Esta afección no sólo provoca picor en la piel, también da lugar a estornudos, lagrimeo, dificultades respiratorias e hinchazón en las patas.

    Falta de higiene
    La suciedad en la jaula puede causar graves estragos en la salud de tu roedor. Desde irritaciones de la piel hasta enfermedades respiratorias, la falta de higiene es la gran enemiga de su salud. Asegúrate de mantener su entorno siempre limpio; eso sí, utiliza siempre productos de limpieza no tóxicos.

    Estrés y/o aburrimiento
    Aunque pueda resultarte extraño, los hámsters también sufren estrés. A veces manifiestan esta ansiedad mediante el rascado excesivo, llegando a dañar gravemente su piel.

    Por ello, entre otros motivos, es importante que pasee fuera de la jaula un par de horas al día (siempre en un entorno seguro) y que disponga de juguetes y elementos para ejercitarse, como la rueda para correr.

    Aseo
    Por último, hay que señalar que al hámster le encanta asearse, algo que hace mediante lametazos y rascados suaves. Se trata de una conducta totalmente inofensiva, por lo que siempre que no adviertas un comportamiento obsesivo, no tiene por qué preocuparte.

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