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    Fiebre en el gato: síntomas y tratamiento

    30 noviembre, 2018

    Al igual que nosotros, los gatos también tienen fiebre. Puede aparecer por varios motivos y ser el síntoma de determinadas enfermedades, como la gripe o alguna infección bacteriana. En todo caso, debes saber cómo detectarla y ponerle remedio.

    Cómo saber si tu gato tiene fiebre
    La fiebre en los mininos se manifiesta de diferentes maneras. Estos son algunos de sus síntomas:

    1. Temperatura excesivamente alta. La temperatura de un gato cachorro es de 39,5ºC, mientras que la de uno adulto oscila entre los 38 y los 39ºC. Si el animal supera estos grados, significa que tiene fiebre.

    La forma adecuada de medir la fiebre es introducir el extremo de un termómetro en su recto, pero si el peludo se pone muy nervioso o tú no te sientes seguro, será mejor que lo haga el veterinario.

    2. Apatía e inapetencia. Estos felinos se comportan de forma extraña cuando tienen fiebre. Puede que se escondan, duerman demasiado, pierdan el apetito y, en general, muestren una enorme desgana.

    3. Nariz seca. Al igual que ocurre con los perros, la nariz seca no siempre es sinónimo de fiebre. Pero es una pista que no se nos puede pasar inadvertida.

    4. Respiración acelerada. Las dificultades respiratorias y la aceleración del latido del corazón también son síntomas de fiebre.

    5. Descoordinación. A menudo la fiebre provoca mareos en el gato, que se traducen en movimientos extraños y una notable falta de descoordinación.

    Causas principales
    Las causas de la fiebre en el gato pueden ser muy variadas, desde las más leves hasta las de extrema gravedad. Entre las más habituales encontramos:

    1. Gripe y resfriado común.
    2. Infecciones bacterianas.
    3. Reacciones adversas a determinados medicamentos.
    4. Pancreatitis.
    5. Lupus.
    6. Tumores.

    ¿Qué hacer?
    Es imprescindible acudir al veterinario ante la presencia de fiebre, pero también puedes tomar ciertas medidas en casa. Por ejemplo, debes mantener hidratado a tu gato en todo momento. Si él no quiere beber, puedes introducir el agua en su boca directamente con una jeringuilla, siempre con mucha suavidad.

    También es importante que no deje de comer, para lo cual es muy efectivo animarle con comida húmeda, ya que le resulta más apetitosa. Pero si presenta diarrea o vómitos, será mejor que no coma nada hasta que no le examine el especialista. De igual forma, conviene aplicar compresas húmedas sobre su frente, abdomen y patas durante unos minutos de dos a tres veces al día.

    Sin embargo, insistimos en la importancia de acudir al veterinario, especialmente si el minino supera los 41ºC o lleva más de 48 horas con fiebre. Él hará las pruebas oportunas para averiguar cuál es la causa de la fiebre y ponerle remedio.

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