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    Cómo evitar el ‘síndrome del gato volador’

    30 agosto, 2018

    Hasta la mascota más dócil y doméstica conserva gran parte de su instinto animal. Esto da lugar a comportamientos extraños como el llamado ‘síndrome del gato volador’, una conducta enormemente peligrosa para los mininos. Te explicamos lo que es y cómo evitarlo.

    ¿En qué consiste este síndrome?
    El llamado ‘síndrome del gato volador’ o ‘síndrome del gato paracaidista’ es un problema común en los gatos. Hace referencia a los muchos accidentes que sufren estos animales al caerse por las ventanas o terrazas.

    Su curiosidad nata y su instinto cazador llevan a estos animales, en muchas ocasiones, a precipitarse al vacío. Los motivos pueden ser varios, desde un intento de caza hasta un exceso de curiosidad.

    Consecuencias
    Aunque el nombre de este síndrome pueda resultar gracioso, lo cierto es que no tiene nada de divertido. Las consecuencias de una caída de este tipo conllevan serios problemas como lesiones en la cabeza, el abdomen, el tórax o el bazo.

    Por no hablar de que muchas de estas caídas resultan mortales, especialmente si el minino salta desde una altura considerable. Por todo ello es tan importante saber cómo prevenir estos accidentes.

    Consejos para evitarlo
    A pesar de su gravedad, prevenir este problema es muy fácil. Sólo hay que seguir unos sencillos trucos:

    1. Instalar mosquiteras o mallas. Optar por abrir las ventanas siempre con supervisión no es una buena idea, ya que el gato puede caerse en cuestión de segundos. Es mucho más recomendable instalar mosquiteras. De esta forma, podemos abrir las ventanas siempre que queramos sin preocuparnos.

    Para los balcones o terrazas son perfectas las mallas. Eso sí, deben cubrir todos los espacios vacíos, llegando hasta el techo.

    2. Cuidado con los más vulnerables. Hay gatos más propensos a las caídas que otros. Por ejemplo, los que aún son muy jóvenes, los ancianos o aquellos que sufren problemas de visión. Debemos extremar las precauciones con ellos.

    3. Estimular su curiosidad. Si logramos que el minino se entretenga con juegos, rascadores y otras actividades, no sentirá tanta curiosidad por el mundo exterior. Así, reducimos las probabilidades de que sufra esta clase de accidentes.

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