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    Cómo evitar los golpes de calor en tu perro

    18 julio, 2018

    Seguro que alguna vez has escuchado hablar de los golpes de calor y las terribles consecuencias que pueden tener sobre tu perro. Tan importante es saber cómo actuar ante esta situación como aprender a prevenirla. Te damos las claves para ello.

    Una hidratación adecuada
    El perro siempre ha de tener agua fresca a su disposición. No sólo en casa, sino que también debes llevar una botella de agua a mano cuando salgas a pasear con él. Has de ofrecerle bebida cada poco tiempo, aunque el peludo no lo pida.

    Refrescar la cabeza y el cuello
    Si notas que tu pequeño pasa mucho calor, puedes mojar un poco su cabeza y cuello para refrescarle. Esto es esencial sobre todo durante el paseo.

    Cortarle el pelo
    Una melena abundante puede dar demasiado calor al animal. Por ello debes mantener su pelo corto durante los meses de verano. Aunque también hay que tener en cuenta que el pelo le protege del sol, por lo que jamás hay que raparle hasta el punto de dejar su piel al descubierto.

    Nunca solo en el coche
    Toda advertencia es poca en este sentido. Cada verano mueren decenas de perros por permanecer encerrados durante unos minutos dentro de un vehículo. Ten en cuenta que los canes son especialmente sensibles al calor y que la temperatura dentro de un coche es muy elevada.

    Evitar las horas de más calor
    Los paseos son necesarios para el bienestar de tu peludo, pero durante el verano es mejor evitar las horas de más calor; es decir, entre las 11:00 h y las 17:00 h. Es más recomendable salir a primera hora de la mañana o al anochecer.

    Cómo actuar ante un golpe de calor
    El primer paso es trasladar al animal a un sitio fresco donde no le dé el sol. Después, mojarle con agua fría (nunca helada) en la cabeza, el vientre, el pecho, el cuello y las patas. Es importante humedecer su boca, pero sin obligarle a beber.

    A ser posible, hay que situar al animal frente a un ventilador y tomarle la temperatura por vía rectal. Lo ideal sería que fuera descendiendo hasta los 39ºC aproximadamente.

    Una vez se encuentre estable, es absolutamente necesario llevarlo al veterinario para que analice su estado y averigüe si hay falta de oxígeno o deshidratación.

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