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    El hipertiroidismo en el gato

    30 octubre, 2019

    Los problemas de tiroides son comunes tanto en los seres humanos como en algunos animales. Uno de los más frecuentes es el llamado hipertiroidismo, cuyas consecuencias pueden ser fatales si no se trata a tiempo. Te enseñamos a identificarla y te informamos sobre los pasos a seguir en el caso de que tu gato sea diagnosticado.

    Definición y causas
    El hipertiroidismo es una enfermedad endocrina que tiene lugar cuando la glándula tiroidea (situada en el cuello) aumenta excesivamente su producción de hormonas T3 y T4. Dichas hormonas son las encargadas de regular determinados procesos del organismo, por lo que esta alteración conlleva síntomas de gran importancia.

    Este exceso de hormonas se debe al crecimiento de la glándula tiroidea, que a su vez puede tener diferentes causas, aunque en muchos casos este crecimiento anómalo tiene un origen desconocido. Otra posibilidad es la presencia de un tumor cancerígeno o carcinoma, que afecta al funcionamiento de la glándula.

    En el caso de los gatos, el hipertiroidismo se da con mayor frecuencia en aquellos de edad avanzada, es decir, que tengan más de 10 años, siendo algunas razas más propensas que otras.

    Síntomas principales
    Los síntomas del hipotiroidismo aparecen progresivamente en sintonía con el aumento de la producción de hormonas. Por ello es tan importante permanecer atentos a cualquier mínima señal. Los síntomas más habituales son:

    1. Pérdida repentina de peso.
    2. Sed excesiva.
    3. Alopecia y pelaje débil.
    4. Intolerancia al calor.
    5. Hiperactividad, irritabilidad y nerviosismo.
    6. Inapetencia.
    7. Dificultades respiratorias.
    8. Arritmias.
    9. Trastornos gastrointestinales.
    10. Descoordinación.

    Tratamiento
    Cualquiera de estos síntomas es suficiente para acudir cuanto antes al veterinario. El diagnóstico de hipertiroidismo felino suele realizarse a través de una exploración física y un análisis de sangre, aunque el especialista puede recurrir a otras pruebas como una ecografía o una resonancia magnética si lo cree conveniente.

    Una vez confirmado el hipotiroidismo, puede tratarse de diferentes maneras dependiendo del origen del problema y del estado de la enfermedad. Aunque no tenga cura, a veces basta con la administración de fármacos de por vida para controlar los síntomas.

    Otra opción mucho más agresiva es la tiroidectomía, es decir, la extirpación de la tiroides. Se trata de una operación quirúrgica a la que hay que recurrir únicamente en los casos más extremos.

    Y por último encontramos la alternativa del yodo radiactivo, la más utilizada, que elimina el tejido peligroso sin dañar la glándula tiroidea, reduciendo con ello la producción de hormonas. Se administra por vía subcutánea y por lo general requiere pocas dosis.

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