La muda es un proceso completamente natural y beneficioso para la salud del loro. Gracias a ello puede renovar sus plumas y asegurarse de que siempre estén en buen estado. En un ambiente natural lleva a cabo esta evolución sin problemas, pero en cautividad puede necesitar ayuda. Resumimos algunos cuidados básicos.

Qué saber sobre la muda
Cómo decíamos, la muda de plumaje es un proceso fisiológico y natural para el loro. Al carecer de riego sanguíneo, las plumas no pueden regenerarse, sino que necesitan ser renovadas. Para ello sirve la muda.

Existen dos tipos de muda: total y parcial. La primera afecta a las plumas de todo su cuerpo, que se reemplazan por otras completamente nuevas una vez al año aproximadamente, normalmente en verano. La muda parcial, por su parte, es bastante más sutil, y se produce generalmente con los cambios de estación.

Cómo ayudarle
Durante la época de muda, el loro se debilita y se vuelve más vulnerable frente al ataque de virus y bacterias. Por esta razón, entre otras, conviene ofrecerle algunos cuidados extras.

1. Una dieta alta en nutrientes. Hay que reforzar las defensas del animal durante este período y para ello, nada mejor que una dieta alta en proteínas, hidratos de carbono, calcio y vitaminas. Existen complementos vitamínicos de alta calidad en el mercado, sin embargo, debes consultar cada detalle de la alimentación de tu loro con el veterinario.

2. Cuidado con las corrientes de aire. Durante este proceso el pájaro tendrá más posibilidades de caer enfermo, por lo que es fundamental evitar el frío y el calor extremo en la zona en la que esté ubicada su jaula. Mucho cuidado con las corrientes de aire y con los cambios bruscos de temperatura.

3. Revisa su piel. A veces este cambio de plumaje da lugar a irritaciones cutáneas y al ataque de parásitos como el ácaro rojo. Hay que examinar muy atentamente su piel para detectar estos problemas.

4. Humedad. Es recomendable pulverizar las plumas del loro de vez en cuando, siempre con agua a temperatura ambiente y mucho cuidado. Esto le ayudará a desprenderse de ellas. Basta con hacerlo dos o tres veces por semana.

¿Cuándo se convierte en un problema?
No hay que confundir la muda del loro con otros problemas como estrés, falta de calcio o parásitos externos. Por ello, si tu loro presenta un comportamiento apático, se rasca continuamente (incluso llegando a hacerse calvas) o está más nervioso de lo habitual, lo mejor será que lo consultes con un veterinario.

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