Adoptar a un gato es una de las mejores decisiones que puedes tomar, pues es un animal tranquilo, independiente y muy cariñoso. Nunca te sentirás solo con un minino en tu hogar. No obstante, a estos felinos les cuesta adaptarse a los cambios en su rutina, por lo que necesitan tiempo y apoyo para acostumbrarse a su nueva vida. Te explicamos cómo puedes ayudarle.

Preparación previa
Es muy importante que te anticipes a la llegada del minino adaptando la casa para él. Es decir, tendrás que eliminar todos los posibles peligros. Por ejemplo, instalar mallas en las ventanas para que no se caiga, no dejar a su alcance objetos con los que se pueda cortar ni alimentos que le hagan daño, etc.

Además, debes proporcionarle todo lo que necesita para ser feliz. Uno o varios rascadores, una cama mullida ubicada en un lugar tranquilo, comedero, bebedero y bandeja higiénica, son los complementos básicos. Procura que el arenero esté bastante separado de los otros elementos.

Un espacio propio
Ante un cambio de entorno, los gatos necesitan contar con un espacio propio y aislado para poder acostumbrarse a la nueva situación. Lo mejor es dejar que el pequeño curiosee todo lo que quiera. Pronto notarás que se siente más cómodo en una u otra habitación, donde deberás ubicar sus cosas.

Poco a poco irá acostumbrándose al resto de la casa y podrás reubicar todos estos complementos. De hecho, es recomendable dejarle dentro del transportín y esperar a que sea él mismo quien se decida a salir. Nunca debes forzarle a ello, ya que el animal podría asustarse mucho y perder la confianza.

El trato con los demás
Los primeros acercamientos son fundamentales para la futura relación del gato con su nueva familia. El trato ha de ser suave, sin realizar movimientos bruscos ni alzar la voz delante del animal, al menos durante las primeras semanas. Poco a poco irá ganando la confianza que necesita.

El asunto se complica un poco más si hay otra mascota en casa. Dependiendo del carácter de ambos el gato se sentirá más o menos tranquilo con su compañía. Lo ideal es presentarlos con mucha delicadeza, sin forzar a ninguno de ellos a entablar amistad demasiado rápido, y no dejarles a solas durante algunos días.

Tranquilidad y paciencia
Un cambio radical en la vida del felino puede llevarle a sufrir un fuerte estrés. Para ayudarle lo mejor es ofrecerle silencio y tranquilidad, de manera que se sienta completamente a salvo en su nuevo hogar. Evita los ruidos fuertes, los gritos y las visitas.

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