En el mundo animal encontramos especies casi indistinguibles entre sí. Es el caso del loro y el guacamayo, dos aves pertenecientes a la misma familia pero diferenciadas por varios detalles. Los analizamos a continuación.

Casi idéntidos
Para comprender las características que diferencian a los dos, antes debemos conocer sus similitudes. Ambos pertenecen a la misma familia de aves, la de los loros (Psittacidae), que abarca más de 300 especies. El guacamayo corresponde al orden de los Psittaciformes.

Este grupo comprende 16 especies diferentes, de las cuales nueve ya están extintas. Las similitudes del guacamayo con su hermano mayor, el loro, son evidentes.

El tamaño: la diferencia principal
El guacamayo es el más grande de esta familia. En concreto, el guacamayo jacinto es el de mayor tamaño con unos 100 centímetros de longitud aproximadamente. Y aunque algunos guacamayos tienen un tamaño muy similar al de los loros, en general son más grandes.

Colas diferentes
La cola del loro y la del guacamayo presentan unas leves diferencias que condicionan enormemente su forma de vuelo. La del loro es más corta y fina, lo que le permite moverse con facilidad entre caminos estrechos.

Por su parte, la cola del guacamayo es más larga, por lo que puede planear durante más tiempo y aletear menos veces. Además, gracias a ello es capaz de recorrer distancias mayores que el loro.

Hábitats
Mientras que los loros habitan en cualquier lugar del mundo que tenga un clima cálido, los guacamayos sólo viven en determinadas zonas de América Central y del Sur. Únicamente se encuentran en áreas de selvas tropicales.

El loro es más hablador
Ambas aves tienen la habilidad de imitar sonidos, pero el loro se lleva el primer premio. Tiene una memoria privilegiada y puede llegar a aprender un buen número de palabras. El récord lo batió Álex, un loro gris que llegó a vivir 31 años y a saber 150 palabras.

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