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    Gatos y roedores: pautas para lograr una convivencia perfecta

    13 agosto, 2019

    Aunque tradicionalmente los gatos y los roedores son grandes enemigos, muchas veces saltan esa barrera y se convierten en compañeros inseparables. De ahí que, al contrario de lo que se suele creer, no sean incompatibles como mascotas. Si quieres lograr una convivencia perfecta entre tu minino y tu roedor, no te pierdas los siguientes consejos.

    Depredador y presa
    Para comprender lo complicada que puede ser la relación entre un felino y un roedor, has de ser consciente de su verdadera naturaleza. La realidad es que el gato siempre ha sido uno de los mayores depredadores de los roedores, pues en un entorno natural estos pequeños son un alimento frecuente en la alimentación de los gatos.

    Por este motivo, a veces el instinto animal domina a los gatos, haciendo que se lancen hacia cualquier posible presa. Así, aunque esté bien alimentado y no tenga hambre en absoluto, un gato puede atacar a un roedor.

    La presentación
    No obstante, esto no quiere decir que un gato no pueda adaptarse perfectamente a la convivencia con un hámster, una chinchilla, una cobaya o cualquier otro roedor. Es totalmente compatible siempre y cuando tomes ciertas medidas.

    Para empezar, es importante presentar a ambos animales como es debido. Lo correcto es mantener al roedor dentro de la jaula y dejar que el gato lo observe y olfatee cuanto quiera. Así podrás comprobar si su comportamiento es pacífico o agresivo.

    Si el felino presenta cualquier mínima señal de ataque, lo mejor será que no dejes salir al pequeño de la jaula mientras el gato esté presente. Y por supuesto, no dejarlos en la misma habitación cuando no puedas supervisarlos.

    Acostúmbrales a su compañía
    En este caso, deberás actuar con mucha precaución y paciencia hasta que el uno se adapte al otro. Un buen truco es dejar que el gato le observe a través de la jaula durante un rato cada día y darle golosinas y caricias cada vez que muestre una actitud pasiva.

    Si, por lo contrario, quiere usar su zarpa, deberás llevarle fuera de la habitación y no dejarle entrar en un buen rato. Tendrás que actuar de esta forma hasta que el minino se comporte como es debido, durante los días, semanas o meses que sean necesarios.

    Todos los cuidados
    Este proceso no servirá de nada si no ofreces a tus mascotas los cuidados que necesitan. No hablamos sólo de alimentación. Por poner un ejemplo, es importante que tu gato libere su exceso de energía, lo que puede conseguir con rascadores y juegos. Esto le ayudará a estar más tranquilo y a canalizar su instinto cazador.

    Lo mismo ocurre con tu roedor. Si cuenta con espacio suficiente para moverse y juguetes para divertirse, estará más relajado a la hora de establecer contacto con el felino.

    Si no logras hacerte con la situación, no dudes en llamar a un etólogo felino para que te guíe durante este proceso. Con el tiempo lograrás que tu gato y tu roedor sean los mejores amigos.

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