Entre los enemigos clásicos del reino animal encontramos a dos de las mascotas más habituales en nuestros hogares: el gato y el pez. La convivencia entre ambos puede parecer imposible, pero lo cierto es que con unos sencillos trucos puedes lograr que estas especies vivan en armonía.

Acuario con tapa
Algo fundamental para mantener tus peces a salvo es ofrecerles un acuario con tapa. De esta forma al gato le será imposible ‘pescar’ a los pequeños. Además, así te será más fácil mantener el agua limpia y evitar accidentes.

Un rincón inaccesible
Las garras del gato no son el único peligro al que se enfrentan los peces. El minino puede realizar otro tipo de travesuras, como empujar el acuario hasta hacerlo caer. Evidentemente, esto sólo puede ocurrir si el acuario no pesa demasiado, pero no hay que subestimar la fuerza de estos felinos.

Por ello, es importante ubicar a los peces en una zona inaccesible para el peludo. Además, el acuario debe estar colocado sobre una superficie resistente y estable.

El acuario, a la vista
Puede parecer una contradicción pero, si bien no hay que permitir que el gato alcance a los peces, tampoco hay que ocultarlos de su vista. Los mininos son muy curiosos por naturaleza, y esconder a los peces sólo hará que tu gato se interese más por ellos.

Supervisión constante
Durante las primeras semanas, al menos hasta que el gato pierda algo de interés por sus nuevos compañeros acuáticos, deberás supervisarle constantemente. Cuando se quede solo en casa, lo mejor será que cierres la habitación donde esté el acuario.

Atenciones para todos
Si el gato se siente desatendido en favor de los peces, puede reaccionar de forma negativa. Por eso es importante que le prestes atención y le proporciones todo lo que necesita para estar entretenido: juguetes, mimos, ratos de soledad, etc.

Ayuda profesional
Si tu minino no acaba de acostumbrarse a la presencia de los peces o comienza a comportarse de forma extraña, lo ideal será acudir a un adiestrador de gatos profesional.

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