Si te fijas bien comprobarás que algunos gatos tienen una especie de piel colgante en la parte posterior de su vientre, delante de las patas traseras. Lejos de ser parte de su barriga o una señal de sobrepeso, se trata de la llamada bolsa primordial, un exceso de piel que cumple determinadas funciones.

La bolsa primordial
La bolsa o saco primordial es una especie de flacidez abdominal ubicada justo delante de las patas traseras. Puede ser de varios tamaños, suele aparecer en la etapa adulta y no todos los gatos la tienen. No tiene nada que ver con el sobrepeso ni refleja ningún problema de salud.

¿Para qué sirve?
Realmente, la bolsa primordial no cumple una función clave en la anatomía del gato, pues no existe diferencia entre la salud de un minino que la tenga y otro que no. Sus funciones básicas son:

1. Aporta agilidad. Este tejido permite al gato estirarse con mayor facilidad, proporcionándole elasticidad y haciendo que corra y salte más ágilmente.

2. Protege los órganos. Esta capa de piel adicional ayuda a proteger los órganos del felino. Esto es especialmente importante para los gatos callejeros, ya que les es verdaderamente útil en caso de pelea.

3. Almacena alimento. Esta bolsa puede almacenar grasa para sobrevivir en caso de escasez de alimento.

Herencia salvaje
Esta parte tan peculiar de la anatomía del gato es heredada de sus ancestros salvajes. Para ellos era imprescindible contar con la bolsa primordial para sobrevivir, y aunque a día de hoy los gatos domésticos no tienen por qué necesitarla, muchos de ellos la conservan.

Podemos encontrarla tanto en machos como en hembras, así como en mininos de todas las razas. Sin embargo, aquellas más cercanas a sus antepasados suelen contar con esta bolsa. Por ejemplo, el bengala, el bobtail japonés y el mau egipcio.

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