Aunque la iguana es uno de los reptiles más habituales como mascota, no es tan sociable como otros animales de compañía. Es independiente y desconfiada por naturaleza, lo que hace algo difícil su domesticación. Pero no imposible. Resumimos algunos consejos básicos para ello.

Cuanto antes, mejor
Una iguana joven es más receptiva que un ejemplar adulto. Por ello, cuanto antes comiences a domesticarla, más fácil resultará. En esta etapa debes acostumbrarla a tu presencia acariciándola, cogiéndola en brazos, etc. Así crearás un vínculo de confianza con ella.

Atención a su lenguaje corporal
Cuando una iguana extiende el pliegue que tiene bajo el mentón, abre la boca, mueve la cabeza rápidamente de un lado a otro o agita la cola, no está de buen humor. En ese caso es mejor que la dejes tranquila e intentes acariciarla en otro momento.

Sin embargo, si te lame está demostrando curiosidad por ti, por lo que puedes acercarte a ella sin problemas. Lo mismo ocurre si se muestra calmada o cierra los ojos, pues son señales de sumisión.

Nunca desde arriba
Una iguana se puede asustar mucho si te acercas a ella desde arriba, ya que probablemente se sienta atacada. La mejor forma de hacerlo es agacharse y aproximar la mano a ras del suelo, muy despacio. Puedes darle premios mientras tanto para ayudarla a confiar en ti.

Una vez la pequeña se muestre más sociable, podrás comenzar a cogerla. Siempre con mucha suavidad para que no se asuste. Si se pone nerviosa, debes solarla con cuidado e intentarlo más tarde cuando esté tranquila.

Refuerzo positivo
En este proceso el refuerzo positivo es una de las grandes claves. Puedes darle un trozo de comida cada vez que se deje acariciar. Eso sí, deja que sea ella la que se acerque a ti.

Las órdenes verbales también son importantes. Estos reptiles son capaces de reconocer palabras cortas como ‘no’ o ‘para’, así como el tono de voz. Mediante la repetición puedes hacer que aprenda su significado y controlar mejor sus reacciones.

Mucha paciencia
Este proceso de adiestramiento puede llegar a durar meses, pues como hemos mencionado anteriormente, la iguana es desconfiada por naturaleza. Pero con constancia y paciencia lograrás domesticar correctamente a tu pequeña.

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