Si te gustan los animales acuáticos, seguro que la tortuga marina te fascina. Es una de las criaturas más bellas que habitan los océanos. Sus movimientos hipnóticos, su aparente tranquilidad y los mitos que rodean su vida la convierte en un continuo objeto de estudio para la ciencia. Enumeramos algunos detalles curiosos sobre este bello animal.

Un dinosaurio viviente
Podría decirse que la tortuga marina es uno de los pocos dinosaurios que ha sobrevivido y llegado hasta nuestra época. No es broma. Han llegado a encontrarse ejemplares fosilizados pertenecientes al período Jurásico, en concreto, de 120 millones de años de antigüedad.

Mastica sin dientes
Esta tortuga no posee dientes, lo que llama bastante la atención teniendo en cuenta que su dieta es omnívora. Sin embargo, sus encías son muy potentes y tienen una especie de picos de queratina que la ayudan a masticar. Ingiere alimentos de fácil masticación como medusas, pequeños crustáceos, esponjas de mar, calamares y algas.

Vive más de cien años
Es uno de los animales más longevos de la naturaleza. Puede vivir entre 150 y 200 años, aunque este dato varía dependiendo de la especie. Esto hace que tarde años en alcanzar la madurez sexual, aunque también cuenta con largos años de actividad y reproducción.

Un nacimiento difícil
La primera etapa de su vida está llena de peligros. Cada hembra pone e incuba aproximadamente 100 huevos en la arena de la playa, alejándose después para siempre. Una vez nacen las crías, se dirigen hacia el mar en un camino plagado de riesgos y depredadores. Se estima que sólo una de cada mil sobrevive y llega a la etapa adulta.

Horas sin respirar
A diferencia de los peces, la tortuga marina tiene pulmones y, por tanto, necesita salir a la superficie para respirar. No obstante puede pasar largos períodos de tiempo bajo el agua, llegando a aguantar la respiración hasta ocho horas seguidas.

Tamaños variados
El mundo de las tortugas marinas es muy complejo. Las características de sus subespecies son muy diferentes entre sí. Por ejemplo, sus tamaños son muy variables, y por ello encontramos desde la tortuga lora con sus 30 centímetros de largo, hasta la tortuga laúd, que puede medir más de dos metros y pesar alrededor de 900 kilogramos.

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