Se llama Lucifer, es un gato negro y, aunque con estas características pueda darnos ‘mal rollo’, lo cierto es que se trata de un felino adorable dispuesto a todo por ayudar a otros animales enfermos. ¡No te pierdas su historia!

Su accidente
La vida de Lucifer cambió radicalmente cuando varios trabajadores de una clínica veterinaria de Perm, en Rusia, lo encontraron tirado en la calle. No podía caminar debido a que había sido pillado con una puerta y tenía una lesión de columna irreversible.

Un trabajador más
Como consecuencia de ello, nunca podría volver a mover sus patas traseras, pero su voluntad de superación, le ha convertido en el mayor apoyo para otros animales enfermos.

Los veterinarios que le atendieron le consiguieron una silla de ruedas para perros y desde entonces comenzó a caminar por la clínica sin ayuda, acercándose a conocer a los animales ingresados.

Los propios veterinarios se dieron cuenta de que su presencia animaba al resto de mascotas, influía de forma muy positiva en sus estados de ánimo y aceleraba su recuperación.

Psicólogo y amigo
La táctica de Lucifer no tiene desperdicio. Primero se acerca lentamente para ver cómo reacciona el animal. Una vez que se crea una conexión especial, los trabajadores le abren la puerta de la jaula para que pueda sentarse a su lado y permanecer un tiempo con ellos.

Pero aquí no acaba la cosa, porque en muchas ocasiones les acaricia con sus patas e intenta jugar con ellos. Los veterinarios aseguran que el resto de perros y gatos aceptan muy positivamente su ayuda y esto aumenta sus fuerzas para salir adelante.

Pluriempleado
El trabajo de Lucifer no sólo se limita a la ayuda psicológica dentro de la clínica, sino que también ejerce de imagen de la misma y hasta ha posado como modelo en varias campañas publicitarias.

Con ejemplos como el de Lucifer, los animales nos enseñan una vez más la capacidad de superación que tienen y lo mucho que debemos aprender de ellos.

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