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    Las serpientes más peligrosas del mundo

    10 mayo, 2019

    Las serpientes son uno de los animales más fascinantes del planeta, en gran parte gracias a su alta letalidad. Con pequeñas dosis de su veneno, estos reptiles son capaces de asesinar a cualquier presa que encuentren en su camino, incluidos los seres humanos. Te presentamos a algunas de las especies más peligrosas.

    Mamba negra
    Originaria de África, la mamba negra puede transmitir el suficiente veneno para matar a más 20 personas con una sola mordedura. Esta sustancia es tan tóxica que puede acabar con la vida de un ser humano en tan sólo 15 minutos. Además, ataca con una sorprendente precisión y rapidez (hasta 12 veces seguidas en cuestión de segundo) y su velocidad ronda los 20 kilómetros por hora.

    Cobra filipina
    Entre todas las cobras, la filipina se lleva el premio a la más letal. Su veneno ataca directamente al corazón y a las vías respiratorias, causando una parada respiratoria en un máximo de 30 minutos. Todo esto es más terrorífico si tenemos en cuenta que esta serpiente es capaz de escupir sus toxinas a más de tres metros de distancia.

    Serpiente tigre
    Habita en Australia y su veneno es tan potente que puede causar parálisis y asfixia en un plazo de 30 minutos a 24 horas. Sus picaduras necesitan tratamiento inmediato para evitar que el veneno se extienda. Afortunadamente, esta serpiente suele huir del ser humano y sólo ataca si se siente acorralada.

    Víbora de la muerte
    Su nombre lo dice todo. Es la serpiente que ataca más rápidamente, pues en sólo 0,13 segundos puede inyectar su veneno. Este causa una fuerte debilidad muscular y parálisis, y si no se trata a tiempo, la muerte. Sus colmillos son más largos que la mayoría de las serpientes australianas.

    Taipán del interior
    Esta clase de taipán vive en Autralia y su veneno es extraordinariamente potente. Puede matar a una persona adulta en menos de 45 minutos, e incluso recibiendo tratamiento médico es difícil que sobreviva. Ocasiona fallos renales, problemas cardiovasculares, hemorragias internas y, en la mayoría de los casos, la muerte.

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