La expresión ‘lágrimas de cocodrilo’ hace referencia a una pena que no es real, que se finge para conseguir un objetivo. Pero ¿por qué? ¿Acaso lloran los cocodrilos? Pues sí, pero no precisamente por tristeza. Te contamos la verdad sobre todo esto. ¡Te va a sorprender!

Un reptil ¿sentimental?
Hace décadas se creía que el cocodrilo era un animal muy sensible, ya que llora cuando caza y devora a sus víctimas. Pero esta peculiar forma de ‘bendecir la mesa’ no tiene nada que ver con los sentimientos. Se trata más bien de una cuestión biológica.

Ojos sensibles
El cocodrilo no es un animal especialmente sensible, pero sus ojos sí lo son. Al menos cuando están fuera del agua. Como sabemos, este reptil se mueve principalmente en medios acuáticos, pero suele salir a tierra para cazar.

Al salir del agua, sus ojos pueden secarse. Para evitarlo, sus glándulas lagrimales reaccionan con este lagrimeo que mantiene los ojos lubricados en todo momento. Además, las lágrimas limpian la superficie ocular y le ayudan a eliminar el exceso de sal del organismo.

¿Por qué cuando cazan?
Estas lágrimas aparecen cuando el cocodrilo abandona el medio acuático, pero se intensifican cuando come. Esto se debe a la proximidad de las glándulas lagrimales con las glándulas salivales.

Al masticar, sus mandíbulas se mueven de manera que todas estas glándulas se estimulan al mismo tiempo, por lo que se produce un lagrimeo fuerte y llamativo.

Una ‘llantina’ al año
La buena noticia para el cocodrilo es que puede permitirse ‘llorar’ una vez al año, ya que es capaz de sobrevivir sólo con una comida anual. En cualquier caso, queda claro que este depredador no siente remordimientos a la hora de pegarse un festín.

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