Si bien el organismo de los perros presenta grandes similitudes respecto al nuestro, lo cierto es que su funcionamiento es algo diferente. En concreto, su metabolismo es más lento y su sistema digestivo no acepta determinados alimentos frecuentes en nuestra dieta. Hablamos sobre su proceso de digestión.

Cómo hacen la digestión los perros
Para comprenderlo, hay que tener en cuenta que los ancestros de los perros, los lobos, apenas mastican. Su objetivo es comer deprisa para evitar que otros animales le roben la comida y poder sobrevivir. Por tanto, el estómago de los canes está preparado para ello.

Junto al páncreas, el estómago genera enzimas que le permiten descomponer los alimentos, siendo éstas mucho más potentes que las que produce el organismo del ser humano. Este proceso de descomposición puede dilatarse hasta ocho horas antes de pasar al intestino delgado.

Los restos quedan alojados en el intestino delgado hasta dos días, dependiendo de su dificultad para descomponerlos. Por ejemplo, no es lo mismo la carne de pollo cocida que los restos óseos, que en realidad el perro no debería comer.

Tiempo de digestión
Dadas todas estas características, no es de extrañar que la digestión del perro sea tan lenta. Desde el momento en que el animal ingiere la comida hasta que la expulsa a través de las heces, pueden pasar de 10 horas a dos días si los alimentos consumidos son de difícil digestión o han sido ingeridos en grandes cantidades.

Por ello se recomienda dividir la dosis de comida diaria en dos o tres raciones repartidas a lo largo del día (desayuno, comida y cena, por ejemplo). De esta manera, se facilita su digestión, reduciéndola a unas cuatro o seis horas de duración.

Por este motivo no hay que bañar al perro antes de que pase este tiempo, o bien hacerlo previamente a darle la comida. Además es fundamental usar agua templada que oscile entre los 37ºC y los 39ºC para evitar cortes de digestión.

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