Los insectos son la auténtica pesadilla de muchos y los animales más fascinantes del planeta para otros. En cualquier caso, hay que admitir que su mundo es, cuanto menos, curioso. En esta ocasión nos centramos en las luciérnagas y en su ‘superpoder’ de brillar en la oscuridad. ¿Quieres saber cuál es su secreto? Lo desvelamos.

Escarabajos luminosos
Si te detienes a pensarlo, lo cierto es que la mayoría de nosotros no sabemos mucho acerca de las luciérnagas. Puede que te sorprenda saber que existen alrededor de 2000 especies diferentes y que en realidad son una clase escarabajos pertenecientes a la familia de los lampíridos.

Casi todas las especies de luciérnagas tienen alas, una cualidad que las distingue de los demás insectos luminiscentes. Miden aproximadamente tres centímetros, y las podemos encontrar en zonas cálidas, sobre todo en zonas de Asia y América, donde se dejan ver generalmente durante las noches de verano.

Pura química
En realidad, la luz que emiten las luciérnagas responde a una reacción química. Estos insectos tienen en su abdomen una serie de órganos lumínicos y de células especiales, que a su vez contienen una sustancia llamada luciferina. Cuando absorben oxígeno, este entra en contacto con la luciferina, produciéndose así una reacción química que da lugar a la luz. Este fenómeno se conoce como bioluminiscencia.

Como consecuencia de todo ello, las luciérnagas son capaces de emitir una luz que oscila entre los 510 y 670 nanómetros. Puede ser de un color amarillento, verdoso o rojo pálido, ya que estas tonalidades dependen de la estructura de las enzimas luciferasas, que varían según la especie.

¿Para qué sirve esta luz?
Independientemente de este proceso biológico, aún queda una incógnita por resolver: ¿qué función tiene esta luz? Realmente, es un asunto que se sigue estudiando hoy en día, pero en agosto de 2018 la ciencia publicó las conclusiones de un estudio que supondría un antes y un después en este campo.

Hasta entonces se creía que la única función de esta luz era la de atraer a una pareja para la cópula. Pero las conclusiones de esta investigación, publicadas en la revista ‘Science Advances’ el año pasado, indican que esta luminosidad también podría ser un arma de defensa contra los depredadores.

Y es que las sustancias químicas que usan para crear este brillo resultan amargas e indigestas para animales como el murciélago, por lo que ‘prender’ su luz ayuda a las luciérnagas a no convertirse en su aperitivo.

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