Probablemente no conozcas a nadie a quien no le gusten los ciervos. Este animal, tan bello como enigmático, es capaz de cautivar a cualquiera con sólo una mirada. Te contamos algunas curiosidades sobre el llamado ‘rey del bosque’.

Pierde su cornamenta
Los machos tienen una fuerte y pesada cornamenta. Sin embargo, la ‘pierden’ una vez al año en un proceso denominado desmogue. Durante este tiempo son más vulnerables, por lo que suelen esconderse para protegerse. Una vez sus cuernos crecen de nuevo, son más grandes y fuertes que antes.

Nace con manchas
El ciervo nace con el pelaje cubierto de manchas blancas que van desapareciendo a medida que se hace adulto. Esto tiene una explicación, y es que este ‘estampado’ le ayuda a camuflarse para burlar a los depredadores.

Sociedad matriarcal
Por lo general, estos cérvidos viven en manadas lideradas por la hembra de mayor edad. Aunque en algunos casos, prefieren vivir en solitario.

Sus cuernos: una potente arma
Está claro que, a primera vista, lo que más llama la atención de los ciervos son sus cuernos. Pero, ¿para qué los utilizan? Pues para defenderse de sus atacantes y para luchar contra otros machos durante la época de reproducción. Así logran conquistar a las hembras.

Es nocturno
Puede que te sorprenda saberlo, pero el ciervo se ha convertido, con los años, en un animal nocturno. Se trata de una estrategia de supervivencia, pues así le es más fácil esconderse de los cazadores. Durante el día descansa camuflado entre la vegetación.

Un campo de visión muy amplio
Este mamífero tiene un campo de visión de 300 grados. Logra este ángulo gracias a la posición de sus ojos, ubicados en los laterales de su cabeza. Esto le permite controlar su entorno y huir de los depredadores.

Sin embargo, el ciervo no goza de una gran agudeza visual. Por ejemplo, su percepción de la profundidad es bastante pobre y tampoco diferencia bien los colores. No obstante, compensa esto con una capacidad olfativa extraordinaria, mil veces mejor que la del ser humano.

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