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  • CIENCIA

    Memoria episódica, celos y otros descubrimientos sorprendentes sobre los perros

    19 diciembre, 2016

    Que los perros son especiales es algo sabido por todos. Que asocian su comportamiento a situaciones vividas con anterioridad, también. Pero ahora, algunos estudios han probado no sólo que los perros tienen memoria episódica, sino que también… ¡pueden llegar a ser muy celosos!

    Memoria episódica
    Según un estudio realizado por investigadores húngaros y publicado en la revista Current Biology, los perros tienen memoria episódica. Esto quiere decir que son capaces de recordar un evento ligado a un tiempo y lugar específico mediante un estímulo externo.

    memoria

    Esto explica, por ejemplo, que tu mascota se sitúe debajo de la mesa cuando vas a comer al intuir que le vas a dar comida, aunque le indiques explícitamente que se retire.

    Celos
    Pero este no es el único descubrimiento sorprendente sobre los canes. Y es que, la Universidad de California estudió a 36 ejemplares de distintas razas para demostrar que los perros también sienten celos. Para ello, se evaluó la actitud de los animales cuando sus dueños jugaban con un libro infantil y cuando sus amos jugaban con un peluche de perro que ladraba y movía la cola.

    En el primer caso, los animales no mostraron mucho interés en lo que hacían las personas, mientras que cuando vieron que sus amos jugaban con un peluche parecido a ellos, comenzaron a gruñir y a interponerse entre el juguete y el humano.

    celos

    Según los investigadores, los perros sienten celos cuando surge una falta de atención hacia ellos y cuando ese cariño es expresado hacia un rival.

    Confianza ciega
    Un estudio realizado por la Universidad Emory, en Atlanta, ha demostrado que en la búsqueda de afecto y protección, los perros confían más en los humanos que en otros perros, aunque estos sean de su misma raza.

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    Para probarlo, se estudiaron las reacciones cerebrales de varios canes con una máquina de resonancia magnética para medir sus respuestas neuronales al olor de las personas y al de otros perros, tanto conocidos como desconocidos. El experimento probó que de todos los olores que debían aspirar, los canes priorizaron el rastro de los humanos antes que cualquier otra cosa.

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