Si pensabas que un perro gigante y uno miniatura no podían tener cachorros, presta atención a la historia que te presentamos a continuación.

Los papás
Malachi Ferdinand vive en Inglaterra con su familia y sus dos perros: un mastín gigante llamada Coco y un pomerania de nombre Bailey. Hasta aquí podría tratarse de una historia cualquiera si no fuera porque estos dos peludos han tenido un cachorro en común.

La historia
Hace cuatro años, Coco se puso de parto en el salón de su casa. Ninguno de los miembros de su familia sabía que estaba embarazada, pero la mayor sorpresa llegó cuando dio a luz a un único cachorro de apariencia muy peculiar. Todos supieron de inmediato que el padre era Bailey.

Ante esta extraña mezcla temieron que el bebé tuviera graves problemas de salud. Sin embargo, el veterinario les aseguró que estaba completamente sano. Según explica su dueño, Nemo, que así se llama el pequeñín, tiene un físico muy parecido al de la madre y ha heredado el fuerte carácter del padre.

La familia perruna vive felizmente desde entonces, completamente ajena al fenómeno viral en el que se ha convertido su llamativa historia.

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