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    Ivor, el perro que ‘habla’ en lengua de signos

    30 abril, 2018

    ¿Te imaginas ser rechazado una y otra vez sólo por ser sordo? Pues esto es lo que le ha pasado a Ivor, un precioso staffordshire bull terrier que ha superado todos los obstáculos hasta encontrar su final feliz. No te pierdas su emotiva historia.

    Crueles abandonos
    Con tan sólo 11 meses, este pequeño ya había sido abandonado cinco veces. ¿El motivo? Algo tan absurdo como la sordera que padece.

    Así es como llegó a la RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals), un centro de Inglaterra que lucha contra la crueldad animal y fomenta la adopción. Allí comenzó a aprender la lengua de signos.

    El alumno perfecto
    Los educadores del centro fueron sus profesores y Ivor resultó ser un alumno muy aplicado. No tardó en comprender las órdenes básicas y en ‘promocionarse’ para encontrar un hogar.

    “A pesar de mi sordera, encontrarás que tengo kilos de personalidad descarada y soy un perro inteligente. Mientras que otros perritos se pueden perder cosas, mis ojos están entrenados para observar todo”.

    Así comenzaba la descripción que los trabajadores de la fundación publicaron en Facebook y que se haría viral rápidamente. El éxito estaba asegurado.

    Hogar, dulce hogar
    El mensaje llegó a miles de personas, entre ellas Ellie Bromilow, quien decidió adoptar al peludo. Según ella, desde el principio supo que “su sordera no iba a impedir que tuviera la mascota perfecta”.

    Ivor continuó su aprendizaje de la mano de su nueva, y esta vez definitiva, dueña. Para muestra, este vídeo en el que practica sus ejercicios y que ya cuenta con más de 97.000 reproducciones en Youtube.

    En su página de Facebook podemos seguir las aventuras de este adorable perrito.

    Único, pero no diferente
    Para Ellie no existe diferencia alguna entre Ivor o cualquier otro perro que no sea sordo. No se trata en absoluto de una discapacidad. Es sólo una característica más de este can al que le encanta jugar, pasear y los mimos de los suyos.

    Sin duda, el pequeño merecía este final feliz y enseñarnos, con su historia, los errores tan grandes que podemos cometer al rechazar aquello que nos parece diferente.

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