Hace tiempo abordamos el tema de si los perros serían capaces de oler el miedo, tal y como suele creerse. Ahora les toca el turno a los gatos, cuyas capacidades extraordinarias y extrema sensibilidad nos hacen plantearnos diferentes posibilidades.

Instinto depredador
Para comprender todo esto, debemos tener en cuenta que el gato es un animal depredador. Ese instinto le dota de determinadas cualidades, entre las cuales destaca un olfato altamente desarrollado.

En un entorno natural, esta habilidad le ayuda a encontrar alimento. Es capaz de seguir el rastro de sus presas mediante el olor, aunque en menor medida que otros animales como el perro.

El poder de la adrenalina
A pesar de este ‘súper poder’, el olfato del gato no es capaz de percibir el miedo en sí. Pero sí capta el aroma de las reacciones que sufre nuestro cuerpo cuando sentimos temor.

Esto no sólo ocurre con los seres humanos. Los animales que se sienten amenazados también desprenden adrenalina, de forma que los gatos pueden detectarla a kilómetros de distancia.

Las feromonas nos delatan
Pero no es exactamente la adrenalina lo que perciben los felinos, sino las feromonas segregadas a causa de todas estas reacciones en el organismo. Éstas son las mismas que nos hacen temblar, sudar y acelerar el ritmo cardíaco, que es lo que realmente captan los gatos mediante el olfato.

El lenguaje corporal también es un factor determinante. Si nos mostramos inseguros ante un gato, seguramente huya de nosotros. Sin embargo, si nos mantenemos tranquilos y evitamos el contacto visual, puede que se acerque a nosotros, ya que éstas son señales de paz.

Por tanto, podemos concluir que los gatos captan las reacciones que el miedo provoca en nuestro cuerpo o en el de sus presas a través de su olfato. De esta forma puede preparar con antelación sus estrategias de ataque y de defensa. Sorprendente, ¿verdad?

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