FAMOSOS
Enamorado hasta las ‘Trancas’
26 septiembre, 2017Las hormigas y los gatos se llevan mejor de lo que pensamos. Y si no, que se lo digan a Juan Ibáñez. O mejor dicho, a Trancas, uno de los personajes más queridos de la televisión.
Tinta y Parrulo
El presentador convive con dos gatitos muy especiales: Tinta y Parrulo. Tinta fue encontrado en una casa abandonada. Por aquel entonces Juan y su pareja, la actriz Nerea Barros, no tenían muy claro si podrían quedárselo, pero parece que ese pensamiento les duró poquito. “En cuanto estuvimos con él un rato ya supimos que se quedaba con nosotros”, nos cuenta Juan.
Tinta es un gran luchador, ya que solo cuenta con tres patitas tras sufrir cáncer de hueso. “Se apaña de lujo. Si no te fijas no te das cuenta de que le falta una pata de atrás. El pobre a veces hace el gesto de rascarse la oreja con la pata que le falta, así que si le vemos acudimos rápidamente a rascarle”, explica.
Parrulo es todo un superviviente. Fue el único de una camada encontrada en el monte que logró salir adelante, así que esa lucha y fortaleza le han convertido en un cazador nato. “Las moscas no se le resisten, es muy juguetón y tiene cara de viejo desde que nació”, señala su ‘papá’.
Como Zipy y Zape
Los dos gatitos se llevan a la perfección y son inseparables. Parrulo fue la gran salvación para Tinta: “Cuando el gato de Nerea que se llamaba Lea, se cayó por un tejado, Tinta se puso muy triste. Lo esperaba todas las noches en la ventana y maullaba para llamarlo. Un mes después apareció Parrulo y Tinta encontró su nuevo compañero de aventuras. Son un poco como Zipi y Zape en gato”, explica Juan.
Entregado a sus peludos
El humorista asegura que sus mascotas le han cambiado la vida, pero también su forma de ver a los gatos y al resto de animales. “La gente piensa que los gatos son independientes y pasotas, pero eso es porque no tienen ni idea de gatos. Son maravillosos, cariñosos y solo hay que entender su forma de pensar para conseguir comunicarte con ellos. Desde que convivo con animales respeto mucho más a todos ellos y un poco menos al ser humano”, asegura.
Visto lo visto, no es de extrañar que a Juan se le caiga la baba con sus felinos. “Uno de los mejores placeres de la vida es la siesta con gato y salir con ellos de vacaciones”, nos confiesa. Y como no podía ser de otra forma, guarda un montón de anécdotas de estos momentos.
“En Andorra hay hoteles que aceptan gatos. De un año para otro, si los sueltas en el hall van solos a la habitación que siempre nos dan. Además, cuando estamos en los apartamentos de la playa todos los inquilinos están avisados porque Parrulo es muy dado a robarles la comida en cuanto se descuidan”, cuenta entre risas.
Amor de siempre
Desde luego, en casa de Juan no hay lugar para el aburrimiento. Y nunca lo ha habido, porque su amor mascotero viene de lejos. “Siempre me han encantado los animales”, afirma.
En su cuenta de Instagram le vemos rodeado de todo tipo de mascotas: caballos, perros…
“De pequeño tenía una tortuga muy maja que se llamaba Cirila y se chingaba un hinchador de colchonetas con forma de tortuga que había en el jardín, pero la relación más intensa que he tenido con animales ha sido con Lea, Tinta y Parrulo. Tengo que agradecer a Nerea que me metiera en el maravilloso mundo felino”, explica Juan. ¡Ay como se entere un insecto que yo me sé…
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